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México está abierto para los negocios

Hoy, gracias en parte al Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN), es una de las economías más abiertas entre las grandes economías del mundo.
Grupo Bimbo, la empresa de panificación más grande de México
The Economist
Ciudad de México
Grupo Bimbo vende tortillas en los Estados Unidos de América y bagels estilo americano en México

CUANDO Jorge Castañeda (Exsecretario de Relaciones Exteriores de México) era pequeño, las vacaciones típicas era el viajar en automóvil a Texas. “Uno de los principales propósitos de viaje era ir a comprar fayuca: electrodomésticos, comida, ropa [y] dispositivos de todo tipo de contrabando”. En el cerrado mercado nacional, los mexicanos tenían pocas opciones a parte de “televisores obsoletos… mantequilla de maní rancia [y] rompevientos de Terlenka altamente flamables”. En los Estados Unidos, podían comprar buenas cosas baratas. Para llevar el contrabando a casa, llenaban el automóvil ocultando los artículos, pero dejando un pequeño televisor ostentosamente visible; el funcionario de aduanas confiscaba el televisor y pasaba por alto el resto.

México se ha transformado. Hace una generación defendió ferozmente sus fronteras en contra de las importaciones yanquis. Hoy, gracias en parte al Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN), es una de las economías más abiertas entre las grandes economías del mundo. Este año, la suma de sus importaciones y exportaciones alcanzan el equivalente al 69% del PIB de acuerdo con el banco HSBC, mucho más que Brasil (19%) o China (48%). Es el segundo mayor exportador de refrigeradores y el segundo más grande proveedor de artículos electrónicos para los Estados Unidos de América.

La ubicación ayuda; ningúna otra economía emergente comparte una larga frontera terrestre con el mercado más grande del mundo y los incrementos salariales en China estás haciendo que México sea más competitivo. En el 2001, los sueldos en el sectoer manufacturero eran cuatro veces más altos que los de China; hoy en día, la diferencia es trivial y si se agrega el precio del combustible, con frecuencia es más barato producir los artículos en Monterrey y transportarles por vía terrestre a través del Río Bravo, que hacerles en Guangdong y embarcar los productos a través del Pacífico. También es más rápido; un camión puede llegar a Michigan en un par de días; no es de sorprender que Nissan, Honda, GM, Coca-Cola, DuPont y Eurocopter se estén apresurando para invertir al sur de la frontera de EUA.

México es inusual, porque no sólo tiene una élite globalizada, sino también lo es su campesinado. Los ricos estudian en los Estados Unidos de América, los pobres trapean los pisos allá y ambos grupos benefician a su Madre Patria. Los ricos adquieren habilidades y contactos en las universidades norteamericanas, lo que ayuda a las empresas mexicanas a hacer negocios con su gigante vecino. Los migrantes que empuñan el trapeador, envían dinero a los pueblos menestrosos de México. La escala de los cruces fronterizos es colosal; uno de cada diez mexicanos vive en los Estados Unidos de América, alrededor de 12 millones de personas y si se suma a los descendientes de los mexicanos nacidos en los EUA, la cifra aumenta a 33 millones. Esto crea un mercado para los productos mexicanos; Corona es la cerveza importada más popular al norte de la frontera.

Las empresas más dinámicas de México tienden a ser cosmopolitas. Grupo Bimbo, la empresa de panificación más grande de México, también lo es en los Estados Unidos de América al haber adquirido la división de panificación de Sara Lee en el 2011. Daniel Servitje, el Director educado en Stanford, cambia del inglés al español con facilidad, así como entre su hogar y el extranjero. Grupo Bimbo vende tortillas en los Estados Unidos de América y bagels estilo americano en México. El señor Servitje tiene planes para invertir mil millones en los EUA en los próximos cinco años en plantas más rápidas y económicas. También busca consolidar un negocio que durante mucho tiempo ha estado dispersado como granillo en un pastel. Quiere obtener economías de escala y diseminar las buenas ideas de un mercado hacia otro (Los conductores de sus camiones toman un curso de cuatro días sobre cortesía; otros usuarios de los caminos notan la diferencia. Esto es menos urgente en notros países).

Otras empresas mexicanas también están extendiendo sus alas. Cemex es el fabricante más grande de ciertos tipos de cemento en los Estados Unidos. Alfa, un conglomerado, extrae gas en Texas (los directores de ambas empresas estudiaron en Stanford). Ya no es una desventaja el que una empresa multinacional tenga su casa matriz en México. El acceso al capital no es difícil, la Bolsa Mexicana es el sabor del mes para los inversionistas extranjeros. Las empresas mexicanas están bien posicionadas para su expansión hacia el norte (donde residen muchos mexicanos) o hacia el sur (donde el español es la lengua franca). De los 19 países en los que Bimbo tiene operaciones, todos, excepto tres, están en las Américas (los otros lugares son España, Portugal y China).

Aún existen múltiples razones para el pesimismo en cuanto a los negocios en México. El crimen es una de ellas; las pandillas de narcotraficantes que espantan a los turistas y extorsionan a las pequeñas empresas; sin embargo, la violencia a penas si ha tocado a los grandes inversionistas. Los miembros de las mafias no saben a quién extorsionar en las plantas de automóviles extranjeros. El señor Servitje dice que pocas veces roban sus camiones; el pan es voluminoso y perecedero como para que valga la pena robarlo.

Pandillas, confabulaciones y burócratas

La corrupción es una gran preocupación. La rápida expansión de Wal-Mart en México tuvo un tropezón este año cuando el menudista estadounidense reveló que estaba investigando el supuesto pago de sobornos por sus apoderados para acelerar la expedición de permisos para abrir nuevas tiendas.

La noticia no sorprendió a nadie en México; los funcionarios locales de manera rutinaria arrastran los pies para que las compañías les paguen por apresurarse. El reporte Doing Business 2013 del Banco Mundial encontró que se ha recortado la burocracia: en cuanto a los requisitos para abrir una nueva empresa y el pago de impuestos, la legislación de México califica en el puesto 48 en el mundo, 82 lugares mejor que Brasil.

Otra crítica sobre las empresas mundiales de México es que tienen el músculo para aventurarse en el extranjero dado que generan ingresos oligopolísticos en casa. Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, controla más del 70% del mercado mexicano de telfonía móvil, lo que le genera abundante efectivo para invertir en compañías de telecomunicación en el extranjero (y en el New York Times, en el que es dueño del 8% de las acciones). Grupo Bimbo y Cemex también han recurrido a su posición dominante en casa como trampolín para sus inversiones extranjeras. Esas inversiones aún están por probar su valía: La incursión de Bimbo en los Estados Unidos de América todavía tiene que generar ingresos por arriba del costo de capital y la de Cemex la ha llevado a una profunda deuda.

Sin embargo, la mayor amenaza para las empresas mexicanas globales es menos sutil; es el cierre de esa frontera de 2,000 millas. Gracias a los drones, las deportaciones y el hastío económico, la migración neta de México a los EUA casi ha decaído a cero. Si se les dificulta el ir y venir a los estudiantes y trabajadores mexicanos, eventualmente se quedarán en su lugar; las conexiones se arranciarán como la costra del pan. Eso será malo para los negocios y para mucho más.

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